jueves, 30 de octubre de 2008

"Voy a trabajar apuntando a los partidos de marzo con la selección"

EDWARD PIÑÓN (El Pais)

En un entrenamiento de Botafogo se rompió los ligamentos y mañana será operado en Rio de Janeiro. Sabe que el tiempo médico de la recuperación es de cinco a seis meses, pero promete que en un mes estará caminando y que hará el máximo esfuerzo por ponerse a punto para la celeste. Es más, dijo que pretende ponerse en mejor forma que la que tenía antes de la lesión. Reveló que los técnicos, los médicos y los compañeros de la selección le han transmitido apoyo y confianza y aseguró que el arco de Uruguay estará bien protegido en marzo.

- ¿Cómo está?

- Bien, ya empecé los trabajos de fisioterapia. Estoy haciendo hielo a cara de perro para bajar la inflamación y ya me están permitiendo hacer trabajos de fuerza para fortificar.

- ¿Y la operación?

- Recién me opero mañana a las 13 horas.

- ¿El ánimo?

- Normal, jorobando de a poquito (risas). No, en serio, estoy bien, con fuerzas.

- Eso es bueno, porque sufrió una lesión seria y un momento importante de su carrera.

- Sí, es verdad. Me pasó lo peor y si bien es todo una porquería, me pongo a pensar son dos meses que los gano en la recuperación porque en diciembre y enero no hay nada y por la selección, de última si tengo una buena recuperación, quizás pueda llegar a marzo.

- ¿Cree que puede llegar?

- Pienso que sí. Tengo ese objetivo y voy a trabajar apuntando a esa meta. Los partidos de marzo de la selección son mi mejor incentivo para cumplir de la mejor forma con el proceso de recuperación.

- Pero, ¿qué plazos manejan en Botafogo?

- Los plazos son de cinco a seis meses. Pero cuando me despierte de la operación ya empezaré a trabajar, a aplicarme las compresas de hielo, y al mes -si Dios quiere- empezaré a caminar.

- Está claro que para la recuperación es fundamental la actitud mental, pero no puede apurar los tiempos porque sería contraproducente.

- Sí, está claro. Obviamente que la parte psicológica, mental, es un 80% en cualquier cosa, tanto en rendimiento como en recuperación, pero es innegable que están los plazos médicos y eso no hay que obviarlo. Supuestamente, recién en seis meses el injerto que te hacen de ligamento se comporta como si fuese el tuyo.

- ¿Ya habló con el cuerpo técnico de la selección?

- Sí, obviamente. Me dieron el apoyo, igual que los médicos que se pusieron en contacto conmigo. Me transmitieron tranquilidad, confianza, me dijeron que van a estar en constante contacto conmigo para ver cómo voy.

- ¿Siente que llegó la hora de que se termine la mala racha de lesiones y que definitivamente le venga algo bueno?

- Esta es la peor y la última, porque dicen que después de lo malo viene lo bueno.

- Es obvio que sufre la lesión en momentos que se había adueñado del arco.

- Sí, estaba muy bien, pero no me tengo que plantear eso de que me perdí la posibilidad de seguir atajando. Tengo que pensar en la recuperación y en volver mejor de lo que estaba.

- Si usted estuviera en el lugar de Tabárez, ¿qué haría? ¿Esperaría hasta último momento para decir que hace con el arco?

- (Risas) Si me decís a mí yo me esperaría hasta el último segundo (más risas). En serio, si bien dependerá de cómo me encuentre por esas fechas, está claro que el arco de la selección va a estar bien cubierto.

- ¿Lo llamaron los compañeros de la selección?

- Sí, el primero fue Bruno Silva. Muchos me mandaron mensajes y también de allá de Uruguay.

- ¿Cómo se rompió los ligamentos?

- Estaba haciendo un trabajo específico de arqueros. Tenía que hacer un despeje con el puño, caer y del lado contrario, a velocidad, posicionarme en el vértice del área chica porque el entrenador de arquero iba a realizar un remate al arco. Hice los dos primeros pasos y cuando estaba por llegar al vértice del área el entrenador ya le pegó al arco, pero como el remate no le salió tan cruzado, me frené, giré todo el cuerpo hacia la izquierda y el pie me quedó clavado en el césped. La pierna quedó en el piso y escuché el "crac".

- ¡Qué dolor!

- Sí, estuve diez minutos tirado en el piso, quejándome.


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